El Ministerio de Finanzas ruso y el Banco Central de Rusia han aprobado el uso de criptodivisas, en particular el bitcoin, en el comercio internacional y los pagos transfronterizos. La decisión se considera una vía alternativa para superar la presión de la exclusión financiera y las sanciones occidentales.
Las empresas rusas intentan ganar flexibilidad operativa reduciendo su dependencia del dólar estadounidense y de la red SWIFT.
Sin embargo, esta iniciativa tiene un alcance limitado y sólo puede aplicarse a determinadas transacciones transfronterizas o dentro de ciertos regímenes normativos.
Análisis: Esta medida convierte a la criptomoneda en una herramienta financiera contra las sanciones, pero su eficacia es incierta dadas las sanciones y los mecanismos de control occidentales. Los retos jurídicos y operativos siguen siendo importantes.