Los últimos aranceles estadounidenses están empezando a aumentar los costes para los consumidores y las empresas. La subida de los precios, sobre todo de los productos importados, ha sido descrita por los economistas como «una nueva oleada que alimenta la inflación».
Una investigación realizada por economistas de la Reserva Federal de San Luis mostró que las empresas repercutieron en los consumidores alrededor del 35% del aumento de los costes arancelarios entre mayo y julio. Esto demuestra que el aumento de los precios no se limita a la política comercial, sino que también repercute directamente en los presupuestos familiares.
Un análisis similar de Goldman Sachs predice que este porcentaje podría aumentar hasta el 55% en el próximo periodo. Según el informe, las empresas soportarán el 22% de los costes, mientras que los exportadores extranjeros soportarán el 18%. Este escenario pone de manifiesto la creciente presión de los aranceles sobre las cadenas de suministro mundiales.
Max Dvorkin, uno de los autores del estudio de la Fed de San Luis, señaló que el alza de los precios continuará incluso si los tipos de interés permanecen estables. «Aunque los tipos de interés se mantengan estables, la dinámica de los precios seguirá causando problemas a los consumidores en los próximos meses», afirmó Dvorkin.
