Se han logrado avances significativos en las negociaciones entre EE.UU. y China, sobre todo en las cuestiones de las tierras raras y las exportaciones de alta tecnología, que han sido durante mucho tiempo fuente de tensiones estratégicas entre ambas potencias.
Según fuentes diplomáticas, las últimas conversaciones se centraron en el establecimiento de marcos de exportación más claros y en la reducción de las barreras comerciales en sectores críticos como los semiconductores, los materiales para baterías y los componentes de fabricación avanzada. Estas conversaciones constituyen un paso prudente pero importante para restablecer la comunicación y la estabilidad en la cadena mundial de suministro tecnológico.
Para China, estos avances significan mucho más que un avance comercial; representan una «línea de defensa» estratégica contra los choques externos y refuerzan su resistencia a la competencia mundial y a la reestructuración de la cadena de suministro.
Los analistas señalan que si se logran avances en el diálogo, la preocupación de los mercados por el acceso a los recursos y las limitaciones tecnológicas podría remitir, apoyando una recuperación gradual del entorno manufacturero mundial.
